Queridos amigos de este camino
sin final
Después de toda la lectura del
material de la unidad 2 viene el momento de la reflexión, la metacognición,
necesaria en toda práctica docente.
Muchas veces he pensado que la
tarea docente no es nada fácil y menos en la universidad. En 42 años de
práctica he visto pasar un grupo grande de estudiantes frente a mí, los alumnos
cambiaron mucho en estos años, como también debí adaptarme a los cambios. Si a
ello le agrego los años de docencia de secundario y de Cens son muchas las
experiencias.
Viví y sigo viviendo en la
revolución digital y todos los cambios que esto produjo en el acceso a la
información, a libros impensados, a revistas que no teníamos accesos en las
bibliotecas, a vídeos, a cambios continuos de software y hardware.
Se pasó de la clase magistral,
donde el docente imponía respeto desde una tarima, con una técnica expositiva
de un contenido programático preestablecido, donde los conocimientos se
disponían en una forma organizada, secuencial y jerárquica, a una mucho más
interactiva, mediada, tratando de interesar al alumno en la construcción de su
conocimiento, como uno lo debió padecer frente a todos estos cambios, en la
necesidad de prepararlo para cambios más disruptivos que pueden venir. Ya no se
debe seguir con el aula como un simple espacio de reproducción de conocimientos
de la enseñanza tradicional.
Esto también va acompañado de
cambios en los docentes, que a veces eran profesionales que por una inclinación
personal se iniciaron en el campo de la docencia, a otros que, como una opción
laboral de tener un ingreso fijo y una obra social, o muchas veces de docentes
que reprodujeron modelos de cuando estaban estudiando o de docentes que les
impactaron a lo largo de su carrera y se dedicaron a este campo.
Hoy día por suerte se ha
producido una profesionalización de la docencia, ya sea a través de cursos de
grado o de posgrado, que le permiten al profesional comprender un poco más esa
evolución del alumnado, que no es un alumno ideal ni un grupo homogéneo. De
allí la necesidad de saber aprovechar la riqueza de la heterogeneidad
interpersonal y de desplegar nuevas estrategias de enseñanza para enriquecer la
labor de los estudiantes y del docente.
Hoy día la docencia requiere
una reflexión profunda de las prácticas que se llevan a cabo y los modelos
educativos de que se disponen. No es fijar objetivos, cuáles serán los
contenidos y la evaluación final.
Nos encontramos con
participantes muy distintos en la enseñanza, en mi caso particular alumnos que
no sólo son de Mendoza, sino que también se ven enriquecidos con aportes de
otros países, como Chile, Brasil, México, Francia, que vienen por intercambios
culturales y que tienen otras formas de pensar, de hacer, de sentir.
Si ello además va unido a las
crecientes tendencias de la educación a distancia, con o sin evaluación en el
centro desde donde se imparten, agregan un proco más de pimienta y sal a la
labor docente.
Es muy interesante el planteo de
Mariana Maggio como una fuente de inspiración para el cambio. Rescato las ideas
de cómo hacer una pregunta motivadora que permita encontrar el por qué estudiar
una asignatura y tener el aliciente cada día de seguir perfeccionándose, de
encontrar una motivación; como también que hoy día el saber no es una
construcción individual, sino que debe ser colectiva; el pensar en clases
construidas desde la perspectiva de la complejidad didáctica que pudiera dar
lugar a interpretaciones diversas y donde lo que el docente piensa y expone
pueda ser expuesto en duda; en la importancia de recuperar el diálogo y el
conocimiento del otro; en cómo construir una ciudadanía que tenga en cuenta la
solidaridad, en prepararlos para el trabajo y para los cambios que se pueden producir
en los trabajos por la tecnología.
Tanto en la clase magistral
ofrecida como en el diario quehacer como docente, hace años que se modificaron
los modelos de enseñanza, aprovechando las distintas teorías de enseñanza y los
enfoques metodológicos, y eso traté de ponerlo en práctica cada día. Sé que hay
mucho para mejorar y trato cada día de perfeccionarme.
He tratado de buscar que el
alumno pueda aprender en libertad, que en el aula no soy solo yo quien toma todas
las decisiones, en comprenderlos, en que el alumno puede estudiar por
distintos materiales, los que se le sugieren o los que ellos crean
convenientes. Pero también es necesario sembrarles la duda, las alternativas de
resolución de un problema, qué pasaría si se modifica uno de los supuestos o si
se modifican varios. El buscar las discusiones y aportes enriquecedores a
través de foros de discusión, de la elaboración de wikis, de buscar material en
internet, de aportar vídeos que pudieran enriquecer las clases. En fomentar el
trabajo colaborativo en el estudio de problemas y casos, del diálogo, de la
empatía, en la búsqueda y el descubrimiento.
Ahora pensar en cómo serían mis
clases en 5 años, es muy difícil de pensar, la evolución año por año es muy
grande, seguramente estaremos aplicando nuevos softwares, en nuevas
aplicaciones, en nuevos instrumentos de enseñanza, en nuevas aulas virtuales o
enseñando con realidad virtual. Lo que sí es seguro que cada docente se tendrá
que ir adaptando a una realidad muy cambiante y buscar nuevas respuestas para perfeccionar
la labor docente.
Excelente Enrique!! Coincido con todas tus reflexiones. Has realizado una revisión de la educación de la cual he sido parte y ha sido tal como la describís. Ha pasado mucho pero aún queda mucho por hacer. Gracias!! Me gustó mucho leer tu blog!
ResponderEliminarGracias Beatriz, qué lindo recibir tu comentario. Sé que estamos en un camino largo y que no tiene retorno ni fin, es tan grande el avance ya hecho y lo que nos queda por ver.
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